Mientras tanto, los pobrecitos homosexuales sólo cuentan con el poder del Gobierno Kirchner, el bueno del ex, don Néstor Kirchner, personaje que no había vuelto a pisar el Legislativo argentino pero que ha prometido que acudirá esta vez para apoyar con su voto el homomonio. Porque, como Julio César, don Néstor corre presuroso en socorro del vencedor. Y el fuerte, en este caso son los gays, no la Iglesia.
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La Iglesia "embiste", los pobres gays se defienden como pueden
Observen el lenguaje del periódico argentino Clarín, gemelo ideológico de El País: la Iglesia embiste, como la bestia irracional que es, con argumentos empitonados, con la venenosa fuerza de la palabra, como hace el pérfido obispo citado en la noticia. ¡Cuánta maldad por parte del obispo!: reúne a parlamentarios y argumenta sobre el matrimonio homosexual y la familia natural.
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