No sólo eso. La misma Müller nos ofrece un curioso cuadro de las negociaciones para la renovación del marco financiero de la Unión Europea: Se acabó el cuerno de la abundancia para España. El embuste de que España ha chupado desde 1986 del presupuesto comunitario debe terminar. Veamos: el país que más recibe de Europa, sólo que indirectamente, es Francia, por el reparto de la política agraria común, de la que es la gran beneficiaria. Es cierto que España recibe fuertes sumas de dinero en calidad de fondos estructurales y fondo de cohesión (este último tiene mucha menos importancia de la que se apunta, sólo que resulta muy visible, dado que es una subvención directa) pero también lo es que sin los fondos estructurales y regionales simplemente no existiría Unión Europea. Una España sin infraestructura no se habría convertido en una colonia empresarial franco-alemana, en las que las empresa de ambos países venden lo que quieren y como quieren.
Además, España se ha desarmado, se ha liberalizado, mucho más que Francia y Alemania, destrozando nuestra empresa (el caso de IZAR es clamoroso) para hacerles huecos a las multinacionales galas y germanas. Multinacionales que, ojo, en su mayor parte son o bien estatales (Francia) o bien federales (lander alemanes), que compiten con ventaja. España recibe subvenciones directas, ciertamente, a costa de eliminar su sector agropecuario y su tejido industrial, en beneficio de alemanes y franceses, principalmente.