Ya sabemos que la inmersión lingüística es para los nacionalistas un mantra intocable al que no se puede criticar bajo ningún concepto.
Sin embargo, sus deficiencias son cada vez más palpables. Los datos de la conocida evaluación PISA, recogidos en un estudio, demuestran que los alumnos castellanohablantes bajo la inmersión se ven perjudicados y tienen el triple de riesgo de fracaso escolar que los catalanohablantes. Al fin y al cabo, es algo lógico: los niños castellanohablantes, que no pueden estudiar en su idioma, fracasan en mucha mayor medida que los catalanohablantes que sí tienen la facilidad de poder aprender y estudiar en su propia lengua materna.
¿Cuándo se va a eliminar un sistema que pedagógicamente es un desatino y legalmente es inconstitucional?
María Sánchez Reyes