Una novela y su correspondiente versión cinematográfica ligeramente anticlerical hacía exclamar a un boticario (un boticario de los de antes, un rojazo librepensador): "No sé qué les dan los curas a las mujeres". 

Pues bien, ante las elecciones del 14-M habría que remedar la frase: Yo no sé qué les da el Partido Popular a los curas. Una de las, por otra parte, mejores plumas clericales publica el miércoles 18 en la prensa española un artículo titulado "El mal menor", lo que ya da pistas. No nos dice a quién debemos votar, pero no hace falta ser muy listo para averiguarlo. Por ejemplo, el firmante nos dice que "la toma de posición socialista a favor de la adopción por homosexuales y a favor de la clonación humana son actas notariales de la distancia que les separa (a los socialistas) de la Iglesia".

Nuestro hombre se escandaliza ante la posibilidad de que alguien, los doctores coreanos, construyan seres para destruirlos a renglón seguido. Sin embargo, no se escandaliza de la reforma de la ley de fecundación 'in vitro' perpetrada por el Gobierno de José María Aznar y que acaba exactamente en lo mismo, sólo que en grandes cantidades, es decir, la eliminación de 200.000 embriones humanos con la misma excusa: la curación, bastante improbable, de un cúmulo bastante exagerado de enfermedades.

Y lo mismo puede decirse de la postura socialista ante la adopción de dos niñas por parte de dos lesbianas navarras. Pero, vamos a ver, siguiendo la línea argumental de nuestro articulista: ¿no ha sido acaso el candidato popular Mariano Rajoy quien ha prometido una ley de parejas de hecho, es decir, la bendición legal del matrimonio homosexual en toda España? Y si admites, y el Partido Popular a quien nuestro hombre aconseja votar sí que lo admite, el matrimonio gay, ¿por qué no habrían de adoptar hijos? A fin de cuentas, lo propio de un matrimonio es educar y criar a la prole.

Para cerrar el círculo, nuestro hombre alude a la Carta Pastoral publicada por el arzobispo de Navarra, Fernando Sebastián, como soporte oficial de su teoría del mal menor (en plata, que todo católico debe votar al PP). Pero Monseñor Sebastián no dijo eso. Lo que dice Monseñor Sebastián es que un católico debe votar aquellos partidos que protejan la vida, la familia, la libertad educativa, el respeto a la Iglesia y a la libertad religiosa y la solidaridad como principio básico de conducta pública. Y añade don Fernando que sólo en el caso de que ninguna opción política defienda estos principios cristianos, el votante se sentirá liberado para votar al mal menor que cualquiera puede interpretar como el PP o como el partido que le venga en gana. ¿Existen esas otras opciones? Por supuesto que sí. Por de pronto, existe el partido político Familia y Vida, que se presenta en 35 circunscripciones.

Eulogio López