Sr. Director:
He recibido, para mi sorpresa, una carta manuscrita del carnicero mayor del reino, Bernat Soria.
En ella dice textualmente: "Agradezco sinceramente la felicitación y los buenos deseos que me transmite, con motivo de mi nombramiento como Ministro de Sanidad y Consumo.", y de puño y letra… "Continuaré trabajando por los pacientes".
Mi única felicitación es la que difundí cuando tuve la triste noticia del nombramiento de éste carnicero como Ministros de Sanidad, en la que afirmaba que, a falta de un Aribert Heim, de un Voltaire o de un Stalin, bien está un Bernat Soria.
Supongo que esto es un halago para este personaje, y ello le lleva a agradecer mis buenos deseos.
También es posible que sea una sutil amenaza de quién se siente poderoso y capaz de aplicar la eutanasia por interés social, pero que sepan los genocidas, que ni con todo el poder del mundo, ni condenándome al ostracismo, ni ahogándome económicamente, ni aplicándome la eutanasia, ni de ningún modo, ganarán la última batalla.
¡Ah!, y no le devuelvo su carta de "agradecimiento", porque… me hace gracia tan sutil amenaza.
Cesáreo Jarabo
pensahispa@latinmail.com