No es López Obrador, el perdedor en las últimas elecciones generales mexicanas, amortizado ya. Se trata de un movimiento social previo a las elecciones, movilizado por la izquierda más radical del país que podría convertirse en una palanca para retirar no sólo al gobernador regional, sino al mismo Felipe Calderón, salido de las urnas.
La ausencia de autoridad, el déficit de Estado de Derecho ha permitido que la situación se alargue innecesariamente. Y el problema probablemente crecerá porque a la izquierda más radical le interesa prolongar el conflicto para tener a sus militantes activos en la revolución. Este es el resumen que el analista político Manuel Díaz Cid publica en la página mexicana yoinfluyo.com
Oaxaca continúa significando un punto de inquietud e incertidumbre debido a la imposición de condiciones por parte de los grupos radicales a grado de erosionar la credibilidad de la autoridad y de la existencia real del Estado de Derecho que corresponda y se defina de acuerdo a lo que los ciudadanos esperan de la percepción de carácter político.
En Oaxaca el soviet supremo decretó: No pueden existir restaurantes de comida rápida de McDonalds, los turistas norteamericanos deben regresar a su país al tiempo que los hoteles estarán a la disposición del soviet, porque, dicen, tienen derecho, sin sentir temor a una fuerza pública pueda detenerla, ni defender a los ciudadanos entonces ¿Dónde está el Estado de Derecho? ¿Dónde están los Poderes constituidos del estado de Oaxaca, que deberían garantizarle a la sociedad el libre y seguro tránsito en la ciudad?
Analizando el espectro de composición de la APPO se identifican organismos con capacidad de diálogo, por radicales que sean, conscientes de que la protesta tendrá sentido, si acceden a la negociación donde obtengan ventaja. La otra parte del espectro presenta un sinnúmero de organismos de la izquierda radical con el objetivo de mantener con vida la insurgencia porque, sólo así tienen una auto justificación para imponer su Ley por la violencia.
Este grupo vive la idea de una república filibustera y para ellos sería un éxito que el conflicto se prolongara durante mucho tiempo y se produjera el colapso económico en Oaxaca; se ve como los profetas del desastre, de la revolución y de la aurora roja, y su anhelo es desencadenar una revolución para cambiar las Instituciones del país.
Los grupos radicales de la APPO declararon que la renuncia de Ulises Ruiz como gobernador de Oaxaca es solamente el principio de un proceso de condicionamientos que establecerán, cuyo último resultado será la renuncia de Felipe Calderón. La evolución del modelo oaxaqueño pareciera tomar dos caminos: Negociación y resistencia real con una visión apocalíptica de los hechos.
La reacción violenta que rechaza el ciudadano común es la más lógica para los radicales que integran la APPO. Un revolucionario sólo puede pensar en la revolución que se consigue al tomar las calles y suponen que este conflicto desembocará en la revolución más importante del s.XXI por ser la Revolución del Lumpemproletariado una continuación de la Revolución de Independencia y de la Revolución Mexicana, imaginando que alcanzarán estadios de desarrollo, revolucionario, anhelado.
¿A dónde va la izquierda mexicana?, cuestiona el profesor Zoé Robledo, Director general del Global Post, en un artículo publicado en el Heraldo de Chiapas en el que hace ver, que las actitudes del radicalismo afectan al Presidente Fox, al electo Felipe Calderón y al PAN, pero también al PRI y al PRD cuando intente desligarse de la imagen del populismo : Si el partido opta por abandonar el barco de AMLO, perderá el lugar de segunda fuerza política porque, al interior del partido se cometió el error de avalar, sin condiciones, la actuación de la Convención Nacional Democrática, diputados y senadores del partido presidente legítimo, ponen en crisis el futuro de la izquierda democrática en México que, tarde o temprano golpeará al PRD.
¿Qué hará el PRD? ¿De qué lado de la izquierda se colocará? El Alcalde electo de la Cdad. de México, Marcelo Ebrard declaró que no reconocerá a Felipe Calderón como presidente, como si únicamente cuestionara los éxitos de los candidatos oponentes y la legitimidad de las malditas instituciones que quieren destruir a pesar de jurar defender y respetar.
Los que tomaron protesta como diputado o senador, se comprometieron a defender las Instituciones y las leyes por lo tanto, si no las cumple su representación pierde legitimidad y se debe denunciar para que el PRD reflexione antes de decidir entrar al juego de la República filibustera, con conocimiento de que los ciudadanos tienen el derecho a negar los impuestos que utilizarían para destruir las instituciones.
La guerra de percepciones que la política mexicana ha llevado a extremos inconcebibles, plantea confusos escenarios porque no se está partiendo del ABC del comportamiento democrático; la Democracia significa el acuerdo de todos los partidos y las fuerzas políticas y, por encima de todo, significa el acuerdo de las facciones políticas, con la pluralidad ideológica que existe al interior, en reconocer al presidente y a las instituciones.
Por ello, debemos proponer un alto; defender las instituciones, reglas, obligaciones y derechos de los partidos, para que México camine por el sendero democrático