Sr. Director:
"La JMJ deja ese ambiente tan precioso que se respira en la calle de alegría, unión y fe entre tantísimos jóvenes venidos de todo el mundo. Eso no tiene precio".

 

"¡Viva la Iglesia, el Papa y los jóvenes católicos que van a devolver la esperanza a un Occidente que va a la deriva!".

Son dos comentarios que leí el 16 de agosto. Y es que la ilusión y la alegría llenan estos días las calles de Madrid. A pesar del calor y el cansancio, la felicidad se dibuja en las caras de sacerdotes, jóvenes peregrinos y voluntarios. La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) está suponiendo ya una renovación y un éxito rotundo a todos los niveles: espiritual, humano, social, ético y de juventud.

Da gusto ver a tantos jóvenes que han venido a participar en una fiesta abierta a "todo el mundo" -también a los no creyentes- y a unirse más a Cristo y al Papa.

Suso do Madrid