Sr. Director:
Cada vez que el hombre se acerca a ese libro santo la Biblia y se deja interpelar por lo que ahí está escrito, el pasado y el futuro se dislocan. Todo se pone en presente.
Ciertamente, la Biblia, el libro santo de autoría divina, es siempre un documento vivo. Dios no cambia su definitiva Palabra, pronunciada de una vez por todas. Pero, diciendo lo mismo, Dios jamás se repite. Aunque cada vez que la leamos nos ilumina un mensaje nuevo. La Palabra de Dios es tan importante para los católicos que buena parte de las críticas que recibimos se deben al respeto con que la tratamos.
Es una pena que muchas familias cristianas tengan en casa la Biblia y no hagan por leerla, esto se deduce cuando hablas con personas creyentes y te confiesan: "pues no tengo costumbre, y también las encuestas dicen que sólo un 8% de los españoles rezan con la Biblia. Mientras que los americanos en el último año han leído al menos un trozo de ella un 75%.
Desde el pasado domingo estamos asistiendo a través de la televisión RAI, a su lectura, que comenzó por Benedicto XVI, seguido de cardenales, obispos, y gente de toda clase, que se han ofrecido, como políticos, deportistas incluso el actor Roberto Benigni, una gran oportunidad que durante 139 horas sin interrupción tendremos la oportunidad de ver y oír.
Puede ser el motivo, que nos anime a seguir leyéndola o ha comenzar los que aún no lo han hecho. Ninguna circunstancia es impedimento para la lectura divina, que es posible realizar no sólo en casa sino en momentos de espera en la peluquería, en la consulta del médico, en compañía de la familia o amigos, en infinidad de ratos que perdemos, incluso mientras se enciende el ordenador.
Rita Villena
ritavillena6@gmail.com