Hace unos meses Fernández de la Vega afirmó que la nueva ley del aborto contribuirá a una mejor y más elevada calidad de la convivencia democrática. Pero lo que expresa lo dicho por la Vicepresidenta es el grado de infección demagógica del Ejecutivo.
Porque respetamos y creemos de verdad en la democracia, un país maduro no debe permitir que se utilicen este tipo de argumentos que esconden lo contrario de lo que se afirma.
Si algo vitaliza y fortifica la democracia, como método de toma de decisiones y como cultura política, es una legislación que permita, al concebido y aún no nacido, desarrollarse en el seno de su madre como condición para un desarrollo posterior en la sociedad.
El aborto es siempre la imposición del poder de quien es más fuerte sobre el débil, la antítesis de la democracia y el principio de la dictadura. El futuro de la democracia nunca puede estar en la eliminación de los inocentes. Sólo pensarlo repugna a la razón y al sentido común.
José Morales Martín