Sr. Director:
Mientras unos se mueven por la muerte, otros marchan por la vida: así, en Lisboa, en donde el 28 de enero se dieron cita veinte mil portugueses en la calle para clamar por la vida de todos. Les apoyaron, entre otras, asociaciones españolas, francesas e italianas. Los que batallan por la muerte no se cansan; pero tampoco los amantes de la vida: ya van dos intentos de ampliar la Ley del Aborto en Portugal, pero sin éxito.
El 11 de febrero se celebrará un tercer referéndum, promovido por el Gobierno socialista de José Sócrates: quieren hacer libre el aborto hasta las diez semanas de gestación (ahora, los supuestos se asemejan a los de España; pero allí se cumple la ley y no se han disparado las cifras de abortos). Curioso : en la marcha salieron las siete fases de la vida: concepción, nacimiento, infancia, adolescencia, juventud, vida adulta, abuelos y bisabuelos; querían mostrar que la vida abarca desde el principio hasta su fin natural, y que en ninguno de sus etapas debemos truncarla sino protegerla.
Si el hombre no lucha por la vida, ¿quién lo hará por él? ¡Cuánta razón llevaba Hobbes cuando decía que el hombre es un lobo para el hombre! Decimos que la hipocresía da asco, y eso me produce a mí el cinismo de los que se autodenominan progresistas para disimular su afán de muerte. La vida hemos de defenderla sin fisuras, sin discriminar a nadie por su edad, salud o condición política o social. La española Esperanza Puente, víctima del aborto, dijo que el aborto genera violencia, amargura y una tendencia a la autodestrucción en la mujer; dijo que se debe decir la verdad sobre el drama del aborto y ofrecer alternativas.
Josefa Morales de Santiago
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