Dos de los mejores detectives de la policía de Amberes inician una investigación tras la muerte de un importante cargo público. Todas las pistas les conducen a un asesino a sueldo llamado Angelo Ledda. Este cumple como puede con su trabajo puesto que está perdiendo a pasos agigantados la memoria debido a la enfermedad de Alzheimer. Cuando Ledda se da cuenta de que detrás de esta intriga política hay una trama criminal escabrosa, el asesino comenzará a colaborar (de manera furtiva) con la policía para que encarcele a los verdaderos culpables.

 

Adaptación cinematográfica de una novela de negra del escritor belga Jeef Geeraerts, La memoria del asesino se encuentra, argumentalmente, a caballo entre dos películas tan renombradas como Mystic River y El silencio de los corderos. Con la primera coincide en que denuncia las trágicas  huellas que deja la pederastia y los abusos a menores; y, de la segunda, que la policía cuenta, para desentrañar el caso, con la ayuda de un asesino.

 

Este film negro, de nacionalidad belga, está narrado con buen pulso y, aunque abusa de escenas explícitas de sexo y violencia, no carece de interés. Eso sí, resultan totalmente gratuitas las  imágenes de la Virgen que aparecen en la  casa de uno de los malvados,  así como la secuencia en la que vemos a ese individuo  rezando en su capilla. No viene a cuento a menos que se quiera, de alguna forma, ofender a los católicos, aunque desconozco si estas situaciones aparecían  en la novela original.