La renuncia del rey Don Juan Carlos a la corona ha producido una natural convulsión en la vida política, que de inmediato ha sido aprovechada por la izquierda extrema, algunos recalcitrantes republicanos y parte de los partidos emergentes, para pedir un referéndum sobre la forma de Estado.
Es una reacción previsible de estas minorías radicales que mientras rechazan la monarquía parlamentaria exhiben su simpatía por los viejos sistemas totalitarios que perduran en Corea del Norte y Cuba, o por maneras populistas de corte sudamericano.
La España moderna, con todos los retos y dificultades que afronta, tiene una clara vocación de estabilidad sostenida por la Constitución. En ese marco legal no hay asomo de duda sobre las previsiones sucesorias en un caso como el que ahora se pone en marcha tras la abdicación de don Juan Carlos.
J.D.