La existencia es fugaz. La biografía es una página en blanco donde cada mortal es el autor, al trazar sus propias efemérides y arrastrar la vida al triunfo o a la ruina. Cada persona decide su itinerario. No es casualidad, es elección. Es una determinación fundamental que atañe a todo nuestro lapso de tiempo.

Nos hace dichosos sentirnos inquebrantables, reconocidos, valiosos. Tenemos un deseo recóndito al que sólo puede responder el afecto. Necesitamos amar y ser amados. En la donación se experimenta la plenitud. La primera experiencia la disfrutamos en la estirpe.

La familia es la entidad más grande de la humanidad. El varón y la joven están requeridos para el amor y la familia es el liceo del amor. Y el amor es donación, entrega, ir al encuentro con júbilo del ser amado. A amar se aprende permaneciendo querido. Y es aquí donde la mujer es irreemplazable.

Por otra parte, el trabajo es ley de vida. La mujer siempre ha trabajado. El hecho reside en que ahora también trajina fuera del fogón. La mujer es protagonista del cambio social, desde la familia.

Debo trabajar tanto como precise mi familia. Debo estar en casa tanto cuanto lo requiera mi familia. Bregamos para la familia. La esposa que trajina tiene la ocasión de descubrir nuevas veredas para acoplar familia y trabajo. Cuando la esposa ama, el universo evoluciona, la mujer humaniza el orbe. No duremos con los dilemas, descubramos soluciones.

Clemente Ferrer Roselló

clementeferrer@yahoo.es