Sr. Director:
A pesar de que en una tarjeta enviada por la vicepresidenta del Gobierno leo Feliz Paridad, prefiero seguir utilizando la fórmula tradicional y desearle FELIZ NAVIDAD. Señor Zapatero, ya sé que como usted se declara agnóstico puede que, a primera vista, la Navidad carezca de significación especial.
Pero como también le he visto visitar a su Santidad el Papa (aunque en aquella ocasión no le pudiera estrechar la mano por culpa de un desafortunado accidente), creo que estas celebraciones también tienen para usted alguna importancia y trascendencia. Además, ha manifestado numerosas veces y también alguno de sus ministros- su pretensión de gobernar basándose en valores tan cristianos como la solidaridad. En ese empeño estoy totalmente de acuerdo con usted. Si por mantener esas convicciones le acusan de radicalismo, alégrese. Precisamente, el mensaje de la Navidad está lleno de propuestas radicales y arriesgadas.
La Navidad, con su mensaje de bondad, urge especialmente a descubrir mensajes de vida y esperanza. Con independencia de convicciones políticas, la búsqueda de esos ideales puede ser el mejor punto de encuentro. Por eso, prefiero desearle FELIZ NAVIDAD.
José Luis Múgica
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