Sr. Director:
Cualquier actividad humana está sujeta a unas reglas. Mientras se cumplen, todo va bien, cuando se saltan, aparece la ruina o la muerte. La guerra se hace de acuerdo con el arte de la guerra, con ejércitos entrenados de una cierta forma y con un estado mayor que planifica los combates, o la guerra se pierde.
La enseñanza y educación se realizan siguiendo normas que han demostrado su eficacia. Los artistas, deportistas, arquitectos,…se atienen a normas, sin las cuales todo se viene abajo. Las leyes para la vida en su conjunto se pueden aceptar bajos dos puntos de vista insoslayables: O se cree o no se cree en un Dios. Las leyes que imponen los hombres son transitorias y suelen durar lo que el hombre que las emitió. Si las emite Dios, entonces son eternas.
Si nos limitamos al mundo cristiano observaremos que: Hace más de tres mil años Yahvé entregó a Moisés los Diez Mandamientos con sus leyes. Fueron aceptadas por el pueblo judío, por Cristo y por todos los cristianos. Hasta hoy, han regido nuestras vidas y relaciones con notable éxito. A lo largo de los tiempos el hombre se ha ido hizo haciendo cada vez más rico, más poderoso; ha domado en gran parte a la naturaleza, ha puesto a nuestra disposición descubrimientos increíbles: Televisión, radio, ordenadores, Internet, energía atómica, plásticos, medicinas y técnicas,… que han prolongado la vida espectacularmente. Han comido del árbol del bien y del mal, que según la serpiente harían a Adán y Eva como dioses Cristo, previendo el futuro advirtió: "Será más difícil que un rico entre en el Reino de los cielos que un camello por el hondón de una aguja" Se puede ser rico en dinero, en poder, en ciencia, en amistades,…riquezas que cuando son mal usadas se vuelven contra el hombre. Para empezar, el rico se cree autosuficiente, no cree necesitar de nada ni de nadie, su soberbia y orgullo le lleva a despreciar y abusar de los demás, arrincona a Dios y se pone él mismo en su lugar.
Los Césares, Hitler, Stalin y muchos reyes y gobernantes se han hecho y se hacen adorar de diferentes formas. El Señor se sonríe Cristina Martín, autora del libro "El club Bilderberg, los amos del mundo", de la editorial Arcopres Habla de la estructura de esta "sociedad", cómo actúan, qué empresas hay, quienes la componen y mucho más. "No tienen más meta que imponer un gobierno mundial, que naturalmente dirigirían ellos. Ni más religión que el dinero y el poder a nivel mundial. A través de la ONU, la UNESCO y otras instituciones internacionales intentan crear la llamada Religión Universal de corte masónico; fomentan el aborto, la eutanasia y la propagación de toda secta o movimiento que pueda dañar a la Iglesia Católica. Y lo hacen muy bien con el inmenso dinero de la banca en África y en Ibero América.
España y el llamado mundo occidental se han enriquecido extraordinariamente. Sus gobernantes han apartado a Dios de la sociedad y quieren imponer sus leyes ¿Qué leyes? Especialmente desde la Revolución francesa se intenta eliminar a Dios del horizonte. Los Diez mandamientos empiezan a estorbar. Los no creyentes desean sus leyes y surge: La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es una declaración adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948 en Paris, que recoge los derechos humanos considerados básicos. La unión de esta declaración y los Pactos Internacionales de Derechos Humanos comprende lo que se ha denominado una Carta Internacional de los Derechos Humanos. Pero estos derechos siguen en gran parte la Ley Natural, impresa en el corazón de los hombres. Se queda corta, se exige más protagonismo de los hombres y aparece: El Relativismo Moral seguido por multitud de asociaciones como la Nueva Era, la Masonería, el Foro Social Mundial, La ONU,…
Para el relativismo no hay más ley justa y verdadera que la que se decida personalmente en este ámbito o por los diferentes gobiernos democráticos (?) por votación mayoritaria. Si la mayoría decide que 2 3=9, son nueve, si no aténgase a las consecuencias legales. Estas leyes deben favorecer lo que más nos convenga, nos de dinero, poder, fama, placer,... caiga quien caiga. Y aquí entra el sexo. El sexo en sí mismo es bueno y querido por Dios. Pero el sexo, para cumplir su función. Tiene que cumplir - como cualquier otra actividad- las reglas o leyes para las que fue creado. Nunca han sido fáciles de cumplir, y nunca dijo Jesús que lo fueran. Eliminemos las leyes que no nos agradan, rompamos las cadenas que sujetan al sexo y pronto aparecerán otras cadenas mucho peores: abortos, divorcios, matrimonios rasgados; hijos abandonados, mal criados y con dificultades escolares; brotan serias dificultades económicas, sentimentales y psíquicas.
Drogas, alcohol y suicidios surgen en el horizonte. La vida social, familiar, particular y moral se degradan y resquebrajan. Sobre todo, se han banalizado, legalizado y programado minuciosamente los abortos, asesinatos y crímenes en masa de niños sin nacer, más de cien mil en España o dos millones en el mundo, sin contar los abortos ilegales. Un baño de sangre como jamás existió en la historia del mundo nos está inundando y se nos demandará y habrá que pagar. Las leyes eternas de Dios han sido sustituidas por las cambiantes de los hombres ¿Merecía la pena? Jesús nos ofrece su ayuda: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré." Y también: "Sin mi, no podéis hacer nada".
La historia de la Iglesia es esclarecedora. Pero hay que leerla, sobre todo el Nuevo Testamento. ¿No leemos los manuales del coche, del televisor o de cualquier artilugio? A estas ofensivas mundiales contra Dios, la familia, el matrimonio, la moral , la dignidad de las personas, la vida,… no se oponen frontalmente más que dos religiones: la Católica y la Musulmana. La primera con el arma del Amor y la segunda con la Guerra Santa. Ambas temibles. Como Sodoma y Gomorra hemos llegado ser ¿y como a Sodoma y Gomorra el fuego terminará destruyendo a esta "civilización"?
Alejo Fernández Pérez
Alejo1926@gmail.com