Me encantan los debates semanales sobre el aborto de la feminista Elena Valenciano (en la imagen) y el ministro de Justicia el progre-popular Gallardón. En la mañana del miércoles volvía a repetirse en tinglado de la antigua farsa, quizás tragedia. Valenciano aseguraba que las mujeres "estamos sufriendo". Así, en primera persona del plural, lo que recuerda, a la inversa, aquello de Emilio Botín López, el señor ya fallecido, cuando afirmaba, circunspecto: "los banqueros se han equivocado".
Asegura Valenciano que nueve de cada diez mujeres no han alegado ningún motivo para abortar, de lo que deduce, astuta ella, que hay que dejar la ley como estaba: matar a tu propio hijo es un derecho y no hay que dar explicaciones. Un derecho que, además, ejerce un profesional, el verdugo, que cobra por ello.
Pero no menos 'hilarante' resulta la respuesta de Gallardón, empeñado en asegurar que al PP sólo le mueve defender los derechos de la mujer y del nasciturus. No sé si Gallardón se cree muy listo pero lo cierto es que está haciendo el papel de orador idiota: ha entrado en el metalenguaje de Valenciano. Es cierto que el nasciturus tiene derecho a la vida -y el ya nacido también- pero no hay ningún derecho a matar a su propio hijo. No existe el derecho de la mujer al homicidio. En todo caso, tendrá derecho a no tener hijos, no a matarlos una vez concebidos.
Por lo demás, no se pierdan las precisiones de Red Madre, la mejor entidad asistencial española de ayudas a mujeres embarazadas, sobre las mentiras de Doña Elena Valenciano. Y es que el homicidio siempre va unido a la mentira.
Señora Valenciano: ¡menudas desalmadas ese 90% de mujeres que aman sus propios hijos en su propio seno y ni tan siquiera se disculpan! ¡Hay que ser canalla!
Eulogio López
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