Ahora va y resulta que la polémica del velo no es ningún problema para los progresistas partidarios de la alianza de civilizaciones. Esa teoría inventada por el señor Zapatero para pasar a la historia como un hombre de paz, dialogante, comprensivo y tolerante.
Y es que ellos son los que deciden por los demás, dejando a un lado las creencias de los alumnos que acuden a sus colegios, y los que ejecutan las órdenes dictadas desde el Gobierno encaminadas a conseguir una escuela única, pública y laicista; que no aconfesional; donde se imponga la ideología progresista aunque en la calle y en las familias que sustentan a esta sociedad y acuden a sus colegios se respire otro ambiente, más verdadero y, si ZP no gana las próximas elecciones, todavía en libertad.
Porque si son los hijos de estas familias los que acuden a esos colegios, si son las que sostienen toda la red de enseñanza pública, y la nómina de sus maestros, pagando los impuestos, no se entiende que tengan que tragar con los sueños laicistas de unos pocos que se han autoproclamado dueños y señores de lo público, y que tratan de imponer su doctrina aun en contra del parecer mayoritario de la sociedad española.
Porque ser respetuosos con todas las creencias no es optar por ninguna y acabar con todas ellas. Porque esa alianza de civilizaciones, orgullo de unos cuantos soñadores de pesadillas, no es imponer una ideología concreta o, como en el caso de un colegio público de Valencia, hacer sólo un guiño a la religión musulmana y cubrir con un burka una imagen de la Virgen María.
Olvidan estos censores democráticos el verdadero significado de la palabra libertad y también que con este clima de represión laicista sólo conseguirán reactivar el efecto contrario, pues es imposible poner puertas al campo y aún menos al espíritu que nos hace libres aunque la persecución y el acoso no cesen.
Jesús Asensi Vendrell