Decir que es Miguel Sebastián, el asesor monclovita de José Luis Rodríguez Zapatero, quien marca la política económica española no resulta ya ni original. El vicepresidente económico Pedro Solbes se limita a mantener la política de ortodoxia fiscal heredada de Cristóbal Montoro y a abrir un gran debate nacional en materia fiscal. En el entretanto, Miguel Sebastián ya ha perfilado lo que a partir de 2005, en especial desde el 1 de enero de 2006, va a ser la impronta económica del PSOE, y en concreto su política fiscal, caracterizada por lo que en los círculos económicos madrileños se denomina el 30-30-30. Es decir, un tipo único del IRPF del 30%, un impuesto de sociedades ligeramente rebajado hasta el 30% y un gravamen sobre plusvalía fuertemente elevado hasta el 30% (ahora con un tipo básico del 15% desde la reducción que realizara el Gobierno Aznar). Eso sí, en este último 30%, y para no irritar en exceso al personal inversor, Sebastián baraja un mínimo exento hasta los primeros 6.000 euros y un tipo muy rebajado para las plusvalías inferiores a 12.000 euros. En cambio, se pretenden suprimir las dos grandes desgravaciones fiscales: adquisición de vivienda y fondos de pensiones.

Cuando Sebastián lo tenga todo ultimado, lo presentará a Pedro Solbes, si es que éste no ha presentado antes su dimisión irrevocable.