Decíamos ayer, justamente ayer, que la PP-dependencia (también conocida como pepe-dependencia), es una patología psíquica, caracterizada por una adición al Partido Popular.

El paciente que sufre el mal está convencido de que si el PP se estrella, las columnas de la civilización se desmoronarán, tendremos ZP para rato (si fuera cierto estaría de acuerdo en la considerable tragedia que tal cosa reportaría) y, por último, está convencido de que, con la llegada del PP a La Moncloa, se recristianizará España o, al  menos, resurgirán una serie de valores por todos deseados.

Esto demuestra que el único remedio contra el resentimiento es la amnesia o el que el Alzheimer avanza con rapidez... o quizás ambas cosas a la vez. Digo esto último porque el Partido Popular abandonó el poder en 2004, o sea, anteayer.

Verbigracia: La Razón, edición del domingo 22 de marzo. Título: Los conservadores británicos, con el PP. Parece una contradicción -uno, que es malpensado- con la noticia adelantada por Hispanidad. Esto no tiene mucha importancia, porque con quien se contradice realmente es con la sexta línea del texto de la noticia de la propia razón: resulta que sí es verdad, que los conservadores británicos de David Cameron quieren tener grupo parlamentario propio y han roto con el grupo Popular Europeo... donde se integra el Partido Popular.

Como para formar dicho grupo propio precisan una veintena larga de diputados que ya tienen, de más de ocho países que no tienen, los tories buscan aliados en otros miembros de la UE, entre ellos España. No puede el PP, por la antedicha razón de que está integrado en el grupo democristiano. Por ello, el eurodiputado más votado, Daniel Hannan, escribía en el Daily Telegraph que su partido en España iba a ser Alternativa Española (AES).

Y ahí la cosa se puso peligrosa, porque hay 800.000 británicos residentes en España, y resulta que la mayoría votan conservador y en las europeas votan en España. Es decir, que AES podría entrar en el euro Parlamento. Rajoy se puso a llamar a Cameron, quien no cede en su empeño de formar grupo. Como dirían, precisamente los británicos, si no es posible detener el balón, hay que detener al hombre.

Dicho y hecho. La Razón aseguraba que aunque los tories se vayan del grupo democristiano están con el PP, integrado en el grupo democristiano. Como diría Jaime Campmany, átame esa mosca por el rabo.

A continuación, siguiendo las tácticas del periodismo objetivista, inventado por nuestros queridos maestros de El País, se entrevista a James Houlton, el peor enemigo de Hannan dentro de su partido quien, por pura casualidad, asegura que Hannan, en pocas palabras, es un cantamañanas de mucho cuidado. No sólo eso, la crónica de La Razón profundiza en el asunto y concluye que en la sede de Londres piensan exactamente lo mismo. ¿Que Hannan es un cantamañanas? No, que el Partido Conservador aún no ha decidido quién será su partido en España. Lo cual es muy cierto: todavía no lo ha decidido oficialmente, aunque no puede ser el PP... que era el titular de la noticia. Por cierto, la tal fuente del Partido Conservador -quizás un olvido de la corresponsal- no se identifica.

Sigamos. Hannan es un pecador. Y de los gordos. Por de pronto, es aficionado a los toros, lo cual en España puede ser un mérito pero en el Reino Unido te pueden colgar por asesinar toritos. No sólo eso, sino que el pérfido Hannan que comparó una iniciativa del alemán Hans Gert-Poettering, presidente del Parlamento europeo, con las leyes alemanas de 1933. Está claro: este Hannan se va a convertir en mi ídolo. Al final, el popular López-Istúriz, una voz ecuánime, acaba concluyendo que Hanann es un showman.

Naturalmente, AES es un partido de ultraderecha, y Rafael López Diéguez, su líder, tiene cuernos y rabo, aunque los directivos de La Razón le conocen y saben que está mintiendo.

Total: se trataba de que el único partido con posibilidades de sacar un eurodiputado y que defiende los valores no negociables de Benedicto XVI (Vida, familia, libertad de enseñanza y bien común) no rompa su techo de cristal con su entrada en el euro Parlamento.  

Y si para ello hay que manipular, pues se manipula, señores, que para eso estamos. La adicción al PP impone eso y mucho más.

Por cierto, ¿cómo paga el PP la pepe-dependencia? Pues dorándole la píldora a El País, como siempre ha hecho. Sin embargo, a La Razón, y al ABC, que el jueves anterior perpetró otra pifia similar, les tiene como a los católicos: a sus pies, serviles, recordándoles que Roma no paga traidores. Es lógico: para don Mariano, el ABC y La Razón (El mundo es otra cosa, porque participa de la guerra civil interna del PP, en apoyo de Esperanza Aguirre) son dos periódicos que no pueden hacer otra cosa que practicar la adhesión inquebrantable a su persona, por lo que se permite el lujo de despreciarles. Por eso le hace la rosca a El País, periódico que desprecia a don Mariano.

Lo mismo ocurre con los católicos: en el PP saben que la pepe-dependencia cunde y están convencidos de que los católicos y la gente que vota una serie de valores sólo puede votar al PP, aunque sea tapándose la nariz. Por eso les desprecia. Hasta que aparece alguien -en este caso AES- que les puede quitar poder, claro, entonces simplemente llaman a sus sicarios periodísticos y les exigen que cumplan con su obligación, muy similar a la de los mamporreros.

Y lo digo con mucha pena, que conste. Especialmente en el caso de La Razón, único periódico madrileño que podría defender los valores no negociables... si no sufriera de pepe-dependencia.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com