En Madrid, los grandes editores realizaron una campaña de lobby vergonzante con la que consiguieron que el ayuntamiento de la capital marginara a la naciente, pero pujante, prensa gratuita. Especialmente, a los diarios 20 Minutos y Metro. De esta forma, con una norma que pasará a los manuales, la prensa gratuita sólo puede repartirse a 50 metros de un quiosco, y durante un determinado horario, comprendido entre las 7 y 11 de la mañana. 

Sin embargo, los catalanes han sido más prácticos, especialmente los quiosqueros. Así, en Barcelona, Metro se reparte en los quioscos junto a todos los periódicos de pago. La razón es muy sencilla: la multinacional que edita Metro paga a los quiosqueros por tener su conveniente estructura de metal para que sus clientes, además de comprar el periódico, puedan recoger su diario gratuito. Así que todos tan contentos, salvo los grandes editores, que siempre pretenden jugar con ventaja.