Lamentablemente mientras algunos programas, técnicamente bien hechos y de contenido ético corrosivo, ofrecen patrones de comportamiento nefastos para nuestra juventud, hay miles de profesores, de ésta y otras materias, que están tratando de educar en valores a nuestros jóvenes.
No tiene ningún sentido seguir quejándonos del botellón, de la violencia sexual, de la falta de resultados académicos como los que recientemente nos ha ofrecido el informe Pisa- mientras desde algunos medios de comunicación se siga presentando a nuestros jóvenes modelos lamentables de una conducta hedonista. Si además, de paso, la profesora de religión queda en ridículo será más fácil llegar a la conclusión de que vale la pena suprimir su asignatura.
José Manuel Mañú Noain
jmmanyu@gaztelueta.com