El modelo educativo más justo, es el cheque escolar para las enseñanzas primaria y secundaria, y la enseñanza superior pagada del propio bolsillo, universidad privada, con becas para aquellos alumnos capaces que no puedan costearse sus estudios universitarios. Es la única forma de no alimentar vagos en la universidad. Pero no sé por qué me da que eso no es lo que piensan los gamberros chilenos. En lo que piensan es en descristianizar Chile. Pues que lo digan, hombre, que lo digan, y ya sabemos todos a qué atenernos.
Lo de Israel es otra cosa. No es un 15-M, sino una población lógicamente harta de las penurias propias de un país en permanente estado de guerra. Los manifestantes israelíes exigen mejores sueldos y avances hacia la paz porque están hartos de un Estado de guerra permanente.
Lo de reclamar mejores sueldos me recuerda las manifestaciones más legítimas de la Transición Democrática española: las que tenían lugar en Vallecas y otros barrios madrileños para exigir un salario mínimo digno. Es curioso: aquellas manifestaciones no asaltaban los comercios del barrio, ni masacraban al débil, ni robaban las carteras de los heridos. Eran rebeliones cívicas, adjetivo que no alude, no sólo, a las manifestaciones habidas en las ciudades, sino a la rebelión que lucha por algo cívico, justo.
Los judíos han luchado por su supervivencia desde hace 4.000 años. Sólo han perdido cuando han entrado en guerra civil. Y nunca serán derrotados por el islam si permanecen unidos. De otra forma…
Hoy he leído en el Magnificat esta petición, que considero pertinente: "Señor que quisiste nacer en el pueblo de Abraham, Isaac y Jacob: mueve a los judíos a reconocerte como el Mesías esperado".
¿Tienen que ver las manifestaciones israelíes con las del 15-M en España? Solo con las de su inicio, el primer 15-M, cuando un grupo de estudiantes, por Internet, convocó a la ciudadanía contra un modelo financiero verdaderamente plutocrático y miserable. Pero, como ya he repetido, ese nacimiento noble se pervirtió a las 48 horas (vale, 72) para convertirse en parte de esa rebelión global que responde a los principios del Nuevo Orden Mundial (NOM) cuyo principal enemigo no son los gobiernos, ni de izquierdas ni de derechas, sino la Iglesia de Roma.
Luego sí, claro que tienen algo en común los puntos de esa rebelión global -mejor, occidental- en Reino Unido, Chile, Israel o España: su cristofobia.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com