12 estados ya lo han hecho. Con la reforma, México se sometería al sistema internacional de Derechos Humanos, con sus dictámenes y observaciones.
El boletín Noticias Globales ha presentado esta semana la situación que se está viviendo actualmente en México, en medio de un proceso de aprobación de la reforma de la constitución del país.
Aunque la reforma ha sido bien vista por parte de algunos representantes de la Iglesia del país, que eso sí pidieron que se le diera la debida orientación, sin embargo otros están viendo en el cambio una ocasión para que políticas contra la vida y el matrimonio se introduzcan en la legislación mexicana.
El texto de la reforma ya fue aprobado por el Senado mexicano y ahora se encuentra pendiente de su ratificación por parte de los 16 estados del país. 12 de ellos ya lo han hecho y depende todo de la aprobación de los últimos cuatro. Con la reforma se pretende someter a México al sistema internacional de derechos humanos -lo que resulta positivo-, pero no sólo a Tratados y Convenciones, sino también a dictámenes y observaciones de los órganos de seguimiento -lo que puede resultar muy negativo ya que son ellos los que han trabajado por tergiversar los textos internacionales en favor de la cultura de la muerte-.
La aprobación de la reforma abre la puerta a que determinados derechos humanos como el aborto o matrimonio homosexual deban ser acatados por el país, aunque la propia constitución no lo permita, o el cambio del término individuo por persona, interpretando el Estado qué se entiende por tal, etc… En definitiva parece ser una brecha en un país que busca defender los valores irrenunciables como son la familia, la vida, la educación, para que puedan entrar aquellos otros que se oponen a una visión cristiana y humana de la vida.
Juan María Piñero
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