En principio, todo lo que sea reducir impuestos es bueno. Recuerden ustedes a los tiranos de los cuentos infantiles, quienes fríen a impuestos a sus pobres súbditos. Sin embargo, tiene toda la razón el Partido Demócrata cuando asegura que la reforma fiscal que prepara George Bush va a beneficiar a los ricos. Desde luego, porque tiene por objetivo la reducción del dividendo. Con ello, Bush afirma que apoya a las empresas y a la deprimida Wall Street, principal beneficiario de la reforma.

En primer lugar, es muy dudoso que apoye a las empresas. La empresa paga impuestos sobre beneficios distribuidos si los distribuye, no si los dedica la reinversión. Y cuando invierte es cuando crea puestos de trabajo. Pero sí es verdad que reducir la imposición sobre beneficios favorece la mentalidad rentista y especuladora de los mercados financieros. Eso sí, habrá que ver qué es lo que no va a pagar el Gobierno Federal ante la minoración de ingresos.