The Queen (La reina) es la constatación más clara de que con una historia insignificante un buen director puede hacer una gran película. Porque, no lo duden, The Queen es una de las propuestas cinematográficas más valiosas del año.
El arranque del relato nos lleva hasta el 31 de agosto de 1997. La ex Princesa de Gales, Diana Spencer, más conocida como Lady Di, muere en un aparatoso accidente de coche, en Paris, junto con su último amante, el millonario Dodi Al Fayed. Las repercusiones en la sociedad británica tras la muerte de uno de sus iconos favoritos y los sucesos políticos acaecidos los días siguientes de la tragedia le sirven al director Stephen Frears ( Las amistades peligrosas, Mi hermosa lavandería etc) para lanzar una mirada ácida e inteligente sobre
Pero, The Queen no sólo narra (por cierto, con gran acierto) unos hechos puntuales ocurridos en el Reino Unido, sino que este incidente lo utiliza el realizador como pretexto para abordar asuntos tan interesantes como el debate sobre la legitimidad de la monarquía, la creación de ídolos falsos gracias a los medios de comunicación o la falta de escrúpulos de muchos personajes públicos con el único objetivo de mantenerse o conseguir el poder.
De este repaso ingenioso y, a veces, cruel no se escapa nadie, ni tan siquiera la propia Diana, una mujer despechada que, movida por la venganza, estuvo a punto de cargarse la institución sobre la que tenían derechos sus vástagos. Tampoco sale bien librado su ex esposo, Carlos de Inglaterra, obsesionado por la idea de reinar incluso por encima de su madre o su progenitor, Felipe de Edimburgo, al que se describe en la película como un hombre con menos sentimientos que un champignon.
Increíble y magnífica la actuación de Helen Mirren en el papel de Isabel II (esta actriz sí que se merece el Oscar), y acertadísima la de Michael Sheen (parece tan falso como el verdadero Tony Blair)
Sean monárquicos o no, les aconsejo que no se pierdan The Queen.