Sr. Director:
Desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente. Así titula el Papa el cuarto capítulo de Cáritas in veritate, donde se alerta de la percepción de una reivindicación del derecho a lo superfluo en las sociedades opulentas, mientras falta alimento y agua en las subdesarrolladas.

 

Los derechos individuales desvinculados de un marco de deberes, enloquecen. Unos y otros remiten a un marco ético. Gobierno y organismos internacionales no pueden olvidar la objetividad y la indisponibilidad de los derechos. Al respecto, el Papa profundiza en la cuestión del crecimiento demográfico: es incorrecto considerar el aumento de la población como una causa primaria del subdesarrollo.

Ni la sexualidad es un mero hecho lúdico y hedonístico ni se puede regular con políticas materialistas la forzada planificación de los nacimientos. Al contrario: la apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica, dice Benedicto XVI, que los Estados deben promover, con su apoyo a la centralidad de la familia.

Ética amiga de la persona: de ello tiene verdadera necesidad la economía. La misma centralidad de la persona, siguiendo al Santo Padre, debe ser la directriz en las intervenciones para el desarrollo de la cooperación internacional, que deben siempre involucrar a los beneficiarios.

No duda en plantear a los organismos internacionales la real eficacia de sus aparatos burocráticos, con frecuencia muy costosos. A veces resulta que los pobres sirven para mantener con vida dispendiosa organizaciones burocráticas, de donde se desprende la necesaria transparencia absoluta en cuanto a los fondos recibidos.

Xus D Madrid