El documentado artículo de Juan Carlos G. de Polavieja sobre Nostra Aetate (Concilio Vaticano II) nos recuerda que la "verdad es absoluta o no es verdad". Es lo que distingue el respeto de la tolerancia. La mera tolerancia valora por igual al mentiroso y a la mentira. El respeto acepta al mentiroso pero no a la mentira, que no merece respeto alguno.

Al final, lo que propone el tolerante es valorar todos los credos, todas las doctrinas, todas las opiniones por igual, por la sencilla razón de que todos le dan mismo y ninguna le importa nada. No se dialoga por dialogar: se dialoga para encontrar la verdad.

Y todo ello resumido en esa frase que a mí me comentó el veterano socialista español José Prat, cuando afirma que "siempre que algún sensato dice que dos más dos son seis, y algún sensato le recuerda que dos más dos son cuatro, surge un tercero, que en pro de la tolerancia acaba por concluir que dos más dos son cinco".

No, la verdad, es decir, la razón se revela contra toda proposición ajena a dos más dos son cuatro. Y condena el resto. Pero Polavieja lo explica mejor que yo y va al grano. Pasen y lean.

Eulogio López

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