Todo ello fundamentado con un objetivo: la búsqueda cada vez más radicalizada de la rentabilidad. Sólo importa la audiencia.
Los programas televisivos denominados reality show, reúnen todos los ingredientes enunciados y de modo especial el morboso Gran Hermano, un reality show donde una tropa de participantes coexisten en una mansión, incomunicados y observándolos las 24 horas de cada jornada. Ellos deberán eclipsar las destituciones que la audiencia sentencie y así lograr la recompensa final. El programa televisivo fue fundado por el neerlandés John de Mol. El prototipo de Gran Hermano apareció en 1997, durante una reunión brainstorm en la productora del holandés. Fue transmitido por primera vez en Holanda en el año 1999, siendo más tarde adaptado en más de 70 países. Ha llegado la soez y vejatoria televisión basura. Los componentes de su programa no son un modelo a imitar.
Por otra parte, la millonaria y excéntrica, París Hilton, no puede pasar sin realities, después de haber participado en el programa La Vida Sencilla, que tuvo cuatro aplaudidas emisiones pero la quinta bajó al 20 por ciento del rating por lo que se suspendió la serie. Sin embargo, la cadena televisiva anglosajona ITV ha preparado la adaptación del evento París Hilton´s New Best Friend. Hilton mendigará, a través de este reality basura, a su mejor encariñado con acento inglés. Según ella: Necesito un amigo fornido, que pueda estar conmigo y sobre todo que no sea un traidor.
También, la cadena norteamericana MTV, en Parental Control arriba el progenitor para reemplazar la esposa que ya tiene porque no le agrada. Y, en otra basura, Ligando en la Oscuridad, el participante tendrá que tomar a su novia orientándose solamente de su tacto. Toda una anormalidad morbosa.
No olvidemos que la telebasura es más peligrosa que el terrorismo o la droga.
Clemente Ferrer
clementeferrer3@gmail.com