Tiene su coña que el Partido Popular solicite ahora un plan de apoyo a la maternidad con motivo de la nueva despenalización-promoción del aborto.

En 8 años de aznarismo no hicieron nada por proteger la vida pero sí por promocionar el negocio de la muerte. Ellos fueron quienes comenzaron a destripar embriones (ministra de Sanidad Ana Pastor), ellos fueron los que permitieron la distribución de la píldora abortiva y de la píldora postcoital, igualmente abortiva y el mayor enemigo actual de la vida.

Si el PP quiere un plan Nacional del Apoyo a la Maternidad lo tiene muy sencillo: se llama salario maternal, verdadera cuarta pata del Estado del Bienestar, aunque yo diría que debería ser la primera. El problema económico de fondo -el de forma es la especulación bancaria- es el envejecimiento de la población en Occidente, con unas prestaciones públicas imposibles de mantener. Por tanto, toda madre debe recibir un salario por el hecho de haber tenido un hijo.

Junto a ese salario maternal, la revolución demográfica, la revolución a favor de la vida, tiene que conllevar lo siguiente:

1. Supresión total del aborto, tanto quirúrgico como químico y su supresión por la ayuda la mujer embarazada, a cargo de la Seguridad Social, a lo que se añadiría el preciado  salario maternal.

La libertad de educación también es sencilla (compleja, pero sencilla, es decir, no complicada): se llama cheque escolar y es lo único que garantizaría la libertad de los padres para educar a los hijos.

Vida, familia, educación... y bien común, es decir, los valores no negociables de Benedicto XVI. Bien común significa salarios dignos e impuestos bajos. Porque se lo hemos puesto muy difícil a los jóvenes para formar una familia. Les pagamos poco, les tenemos con trabajos precarios durante años y encima les freímos a impuestos. ¿Que cómo se financia eso? Pues como siempre, con una distribución más lógica de la riqueza. Además, la bajada de impuestos, especialmente de los impuestos laborales y de los que más gravan a las familias -que no es el IVA, sino el IRPF y los impuestos municipales, tasas y multas- es, además de una promoción de la paternidad, una cuestión de justicia, porque el peso del Estado, es decir, de los de clase política, sobre el ciudadano, comienza a ser un verdadero atentado contra las libertades individuales en todo Occidente, especialmente en Europa.

Esa sí es una salida liberal a la crisis. Lo del Plan Nacional de Apoyo a la maternidad suena a la tibieza hipócrita propia del Partido Popular, la defensa vergonzante, y vergonzosa, a la que nos tiene acostumbrados el centro-reformismo pepero... y que ya hiede, caramba.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com