Las tensiones que vive Portugal con su deuda soberana han tenido su réplica este jueves en la española después de que la agencia Moodys rebajara la solvencia de España de Aa1 a Aa2, con perspectiva negativa.
Ese recorte ha tenido efectos inmediatos en el mercado donde la prima de riesgo española, que en las últimas jornadas se situaba por los 210 puntos básicos, se subido hasta los 230. Lo llamativo es el funcionamiento de los mercados y el poder que han ido adquiriendo este tipo de agencias para manejarlos.
Resulta que la agencia Moodys, de capital privado, opina sobre la calificación que debe recibir la deuda de empresas públicas o de los Estados. Sin embargo, cotiza en Wall Street y tiene un gran perfil anglosajón, por lo que en sus calificaciones hay una fuerte tendencia a juzgar muy positivamente a las empresas de Estados Unidos o a la Administración norteamericana, mientras que las europeas sufren sus calificaciones. Pero además, no les importa ni el paro ni el PIB, sólo la deuda y el déficit. Pero en ese caso, uno se pregunta por qué la calificación española es más baja que la británica, teniendo en cuenta que los niveles de deuda española son inferiores a los británicos, así como el déficit público. Pero claro está, Moodys dirá que es una opinión, y que ellos no fuerzan a los mercados, pero las consecuencias en los mercados son inmediatos: dicen rana, y los mercados saltan; es decir, bajan la calificación y sube la prima de riesgo, por lo que, en este caso, España tiene que pagar más por colocar su deuda.
Y además, son agencias de calificación muy cualificadas, pero no fueron capaces de prever la crisis. Pero es que en gran parte el problema comenzó en los Estados Unidos y, claro está, ahí no podían dar opiniones negativas. ¿O no recuerdan la nacionalización de bancos británicos hace un par de años? Pero ahí no pasó nada. Sin embargo el problema de recapitalización español amerita una bajada en los tipos de rating.
Andrés Velázquez
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