"Todo español lleva dentro un especulata". Se oye mucho esta frase, y la verdad es que es cierto. La especulación ejerce sobre el íbero una extraña atracción, cuya génesis resulta incierta. El caso es que los bancos españoles, capitaneados por Bankinter y por los dos grandes, SCH y BBVA, se han lanzado a titulizar todo su negocio, especialmente el hipotecario. Según el mercado AIAF, verdadero exponente de la titulización, durante los primeros meses del año ya se ha titulizado tantos créditos como en todo el ejercicio 2003, más de 15.000 millones de euros.

 

Titulizar consiste en que el banco prestamista, generalmente de préstamos con garantía real, vende esos créditos a un tercero, consiguiendo así liquidez inmediata pero perdiendo dinero respecto al que hubiese obtenido si hubiera esperado la amortización del crédito. En definitiva, se crea una burbuja sobre un mismo bien (la casa) y un movimiento artificial de flujos financieros. La titulización fue un invento de las bancos de titulización de Wall Street, y provocaron la crisis bancaria más importante de todo el siglo XX: la de las cajas de ahorros norteamericanas durante la era Reagan.

 

Es cierto que el Banco de España ha impuesto unas normas de titulización que, supuestamente, impiden el desastre estadounidense, pero también es cierto que la titulización es, por su propia naturaleza, especulativa, y que en nada ayuda al bien común ni a la economía real.