Siete de cada diez maltratadores han sido condenados, clama la inefable Montserrat Comas, miembro muy acentuadamente progresista del Consejo General del Poder Judicial y responsable del Observatorio contra la Violencia de Género, que, en contra de lo que su nombre indica, sólo observa la violencia del hombre contra la mujer.
Con ello, Comas, especializada, como buena ultrafeminista, en negar lo irrefutable, trata de salir al paso sobre el evidente escándalo de los juzgados de violencia de género, donde ningún varón quiere entrar considerando cómo puede salir. De hecho, con la ley de Violencia de Género en la mano, con las abogadas que aconsejan a toda mujer en separación que alegue violencia haya existido o no- para quedare con los niños, la casa y el patrimonio y el sueldo del marido, lo asombroso es que sólo resulten condenados 7 de cada 10 acusados. Lo lógico es que por cada 10 encausado fueran condenados 11.
El apoyo de los medios de comunicación, asimismo penetrados por las ultrafeministas en las redacciones televisivas hay instrucciones muy concretas sobre cómo tratar el asunto de la violencia de género-, también ha resultado definitivo. Asimismo, Montserrat Comas ha tomado sobre sus hombros la ingrata tarea de silenciar a cualquier mujer, juez o política, que se atreva a denunciar la gran estafa de la violencia de género y la sarta de mentiras y condenas injustas que se han convertido en práctica habitual de los juzgados especializados (con juezas especializadas y fiscalas asimismo especializadas). Comas no deja pasar ninguna comparecencia pública sin reprimir a aquellas juezas (sobre todo a las juezas) rebeldes, a quien incluso se permite abroncar desde su cargo del CGPJ. La bestia negra de de Comas es María Sanahuja, decana de los Juzgados de Barcelona, sencillamente porque es mujer y es juez, pero es ecuánime y ha hablado reiteradamente sobre las falsas denuncias sobre malos tratos que constituyen el grueso de toda esta monumental estafa de género. Es curioso, a ninguna de las juezas de Violencia de género, entre ellas la más famosa, doña Raimunda de Peñafort, se le ha visto glosar las denuncias de Sanahuja.