El Papa Benedicto XVI ha subrayado la importancia del testimonio público de la fe, mediante la acción social y caritativa de la Iglesia, así como el desafío educativo que deben afrontar las comunidades cristianas.
Y es que el cristiano, en palabras del Concilio Vaticano II, está llamado a ser ante el mundo un testigo de la resurrección y de la vida del Señor y un signo del Dios Vivo. Y esta llamada, formulada de manera tan explícita por el Papa, debe animar particularmente a los laicos, a dar testimonio de la fe en la vida pública. Hoy, en un tiempo en el que muchos hombres viven como si Dios no existiera, y en el que, como también muchos corazones son verdaderos desiertos, resulta especialmente urgente tomar conciencia de qué significa el compromiso social que deriva de la fe que profesamos.
Existen muchas entidades, muchas de ellas católicas, con la que podemos colaborar.
JD Mez Madrid
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