Madrid ha despertado blanca, plagada de nieve. Y la aparición de la nieve ha provocado graves problemas circulatorios. Tantos que incluso algunos miembros del Ejecutivo han llegado tarde a su cita con el Consejo de Ministros. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, acusa al Gobierno de falta de previsión. Asegura que el Instituto Nacional de Meteorología le advirtió de la posible nevara a las 5,30 de la madrugada.
De la Vega responde que el Gobierno no quiere entrar en polémicas. Las polémicas, si las hay, hay que aparcarlas; pueden esperar. Lo prioritario es atender las necesidades de los ciudadanos. ¡A que suena bonito! Pero inmediatamente se arremanga para afirmar que la Comunidad de Madrid declaró este jueves alerta naranja. Por lo tanto, no puede apelar a que no ha sido informada en tiempo y forma.
Por lo demás, no queda claro quién está centralizando el dispositivo de actuación de emergencia. Por una parte está Interior con la DGT que informa cada 15 minutos. Por otra, protección civil, que actúa en labores de rescate en colaboración con las CCAA. Además, el Instituto Nacional de Meteorología que depende del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Por último, Fomento, responsable de los 26.000 kilómetros de carreteras, los 1.000 quitanieves y de los puertos y aeropuertos. Todos ellos coordinados con las CCAA. Un follón administrativo que termina necesariamente en caos. Demasiado jefe para tan poco indio.