La vista del Papa a Galicia desde el punto de vista económico. Ya están columbrando algunos sobre la manera de embarrar la visita de Benedicto XVI a Galicia.
Hablan del gasto económico cual si fueran nuevos Judas. Lo cuenta muy acertadamente el periodista gallego Xosé Luis Barreiro en La Voz de Galicia, 2-9-10. Titula su artículo Lo que nos va a costar la visita del Papa.
El mundo es muy viejo, y ya lo vio casi todo. Y los fariseos siempre aparecen en los momentos más inoportunos. ¡Mira que tuvimos ocasiones para reclamar las depuradoras que pagó la UE y siguen sin hacer!
¡Mira que hubo oportunidades para preguntar cuánto premió la TVG a Juan Pardo por aquel Xuntos que tanto se parecía a los mensajes electorales de Fraga! ¡Mira que hemos tirado pasta en publicidad, en obras suntuarias, en reformar despachos, en chiringuitos, en carreteras duplicadas, en facultades sin alumnos y en festivales de todo tipo!
Pero los fariseos sólo aparecen ahora, cuando viene el único pastor que puede regar y mantener fecundo el milagro compostelano, y cuando ya todos sabemos que el Xacobeo sigue siendo la única industria que funciona en tiempos de crisis.
Es la mentalidad cutre y cicatera que ya no recuerda que es Santiago quien nos puso en el mapa del mundo. Ni que Santiago es un hecho religioso que usamos profusa y exitosamente para ganar dinero y prestigio. Ni que el Camino depende -en su ser y en sus significados- de los que creen en él, y no de las horteradas iniciáticas con que algunos tratan de amueblarlo.
Es la ignorancia que no nos deja ver que el Papa viene -además de a cumplir con su misión apostólica- a hacernos un favor extraordinario, que, si se mide en términos de impactos publicitarios, multiplica por veinte la rentabilidad que obtenemos en Fitur, en la Expo de Shangai, o en los periplos sudamericanos de la gaita y la empanada ().
Nadie protesta por el dinero que se gasta con la visita de otros Jefes de Estado aunque se llamen Gadafi o Mojamed VI (el rey de los pobres). Sólo molesta la visita de este Jefe de Estado a los voceros de la izquierda y a los pocos exaltados que presumen de ateos beligerantes.
Nadie protesta por los gastos que se generan con otros eventos, como la visita de conjuntos musicales, que tienen infinitamente menos seguidores, y en los que lo invertido se marcha fuera.
Se ve que los fariseos de antes se han convertido en los ateos y la izquierda de ahora. Con su pan se lo coman, porque la visita será un éxito como lo fue en Inglaterra y lo ha sido en todas partes. Dios sigue siendo más atractivo que el demonio y sus voceros.
Keka Lorenzo de Astorga