Sr. Director:
No es lo mismo la laicidad sana -que entre otras organizaciones, también propugna la Iglesia y que significa neutralidad del Estado ante las confesiones religiosas-, que el "laicismo" beligerante con estas creencias para impedir su expresión en la vida pública.

La mejor pista de cuales son sus intenciones nos la ofrece el propio Gobierno, que también anunció su intención de regular la libertad de conciencia, acaso para impedir a los creyentes que puedan objetar cualquier ocurrencia legislativa, como ya ocurre ante la obligatoria asignatura "Educación para la Ciudadanía".

Estamos inmersos en una legislatura de infarto para las libertades cívicas, todo un aviso a una oposición que parece haber perdido sus mejores referencias ideológicas.

Qué lejos está de la laicidad que ha anunciado el Papa en Francia y que ha aceptado el Presidente de aquel país de la que nos están imponiendo aquí.

Enric Barrull Casals

enricbarcas@gmail.com