Los partidarios de la conversión de las cajas de ahorros en bancos defienden la rapidez ejemplar con la que se ha realizado el proceso. La velocidad se debe, sobre todo, a la urgencia con que se planteó desde el primer momento la bancarización. En la fase previa al establecimiento del FROB se bombardeó con el mensaje de que la situación de las cajas era insostenible.
Sin embargo, comparadas con la marcha de la economía o con la evolución de los bancos, los resultados de las cajas no eran mucho peores. Afectadas por la crisis, sí, pero no más que el resto de las empresas españolas.
En cualquier caso, las cajas terminaron al final de 2010 la primera fase de su conversión en bancos. El Gobierno pone ahora el pie en el acelerador para continuar hacia la segunda fase, en la que se busca su recapitalización con el objetivo de hacer fluir el crédito en España.
Mientras tanto, la CECA acaba de presentar las cuentas de las cajas al finalizar el tercer trimestre de 2010. El resultado agregado fue de 3.694 millones de euros (un 28,1% menos que en el mismo período del año anterior) tras una caída del 25,7% en el margen de intereses hasta los 11.375 millones de euros y unas dotaciones por deterioro de activos de 5.324 millones de euros. En ese período el beneficio de los bancos medianos caía en un porcentaje similar: Bankinter caía un 27,25% y Sabadell un 27,4%. El gran dato sobre los riesgos de las entidades, la mora, situaba en noviembre la tasa de los bancos (5,81%) muy próxima a la de las cajas (5,53%).
Mientras, las cajas han optado por una política de prudencia frente a la crisis financiera. Las pérdidas por deterioro de activos han aumentado un 2,6% confirmando la tendencia de este epígrafe a la moderación.
Mariano Tomás
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