• Dos millones de escoceses votan a favor de la permanencia en el Reino Unido (el 55,3%) y 1,6 millones a favor de la independencia (44,7%).
  • Londres comenzará en breve a negociar el traspaso de competencias a Edimburgo, pero sin Alex Salmond, que renuncia a su cargo.
  • Los líderes de los principales partidos británicos, Ed Miliband, Nick Clegg y David Cameron, habían hecho promesas a los escoceses si no se separaban.
  • Por ejemplo, mayor autonomía en la recaudación de impuestos, en el dinero destinado al servicio público de salud, fondos per cápita un 19% superiores que los de Inglaterra...
  • En el Reino Unido se ha abierto el melón de los agravios comparativos entre regiones.
Los escoceses han rechazado la independencia del Reino Unido con algo más de dos millones de votos (55,3%) frente a los 1,6 millones del 'Sí' (44,7%) y con una alta participación: en torno al 85%. Tras el rechazo a la independencia, Londres y Edimburgo comenzarán en breve a negociar el traspaso de competencias prometidas, pero el interlocutor de referencia ya no será, como hasta ahora, el ministro principal, Alex Salmond, la primera víctima del resultado. El carismático nacionalista escocés ha anunciado que dimitirá de su cargo, en noviembre, en el congreso anual del Partido Nacional Escocés. "Como líder mi tiempo está casi acabado, pero para Escocia la campaña continúa y el sueño nunca debería morir", ha dicho Salmond en rueda de prensa.
Ahora queda analizar qué va a pasar con Escocia tras rechazar la independencia. Lo hace en un artículo la BBC. 

Los líderes de los principales partidos británicos, Ed Miliband, Nick Clegg y David Cameron (los tres en la imagen), habían hecho promesas a los escoceses si no se separaban y de manera inmediata.  

Pues bien: se comprometieron a conceder nuevos y extensos poderes al Parlamento escocés. La devolución de nuevos poderes a Escocia es conocida como "devo max".

Por ejemplo, una mayor autonomía en la recaudación de impuestos.

También aseguraron que se mantendrá la llamada fórmula de distribución Barnett, un polémico sistema de distribución de gasto público diseñado por el exministro de Economía Joel Barnett, en los años 70. Esta fórmula asegura que Escocia con su menor población reciba suficientes recursos para el funcionamiento de sus servicios públicos y concede fondos per cápita 19% superiores a Inglaterra.

Respecto al Servicio Nacional de Salud británico o NHS, la carta firmada por Cameron, Miliband y Clegg incluía una promesa categórica de que la última palabra sobre el dinero que se gaste en el Servicio de Salud en Escocia será del Parlamento escocés.

Claro, estas concesiones a los escoceses han 'escocido' -valga la redundancia- a otras regiones británicas como Gales, Irlanda del Norte o Inglaterra. Por ejemplo: si Escocia tendrá ahora más autonomía para recaudar sus propios impuestos, ¿por qué debe Escocia recibir recursos que pagan todos los británicos

Otro ejemplo: Christopher Chope, parlamentario conservador que representa al distrito de Christchurch, en el sur de Inglaterra, dijo que "si Escocia obtiene más poderes y recursos entonces es justo exigir que los parlamentarios escoceses no puedan votar en asuntos que afecten sólo a Inglaterra". Esto no ocurre al contrario: es la denominada 'cuestión inglesa' o 'West Lothian question'.

Puede decirse que, en el Reino Unido, tras el melón independentista escocés se ha abierto la caja de Pandora de los agravios comparativos entre unas regiones y otras.

¿Les suena...

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com