Las constructoras han optado por mantener un discreto silencio ante la impopular decisión de frenar el desarrollo del Plan Hidrológico Nacional (PHN). La inversión bloqueada asciende a 4.207 millones de euros. Pero las constructoras callan a la espera del plan alternativo que presente Cristina Narbona. Además, están pendientes las indemnizaciones que el Gobierno (o sea, los ciudadanos) deberá de pagar por incumplimiento de contrato.
Por si fuera poco, también se han quedado congelados los 1.262 millones de euros de ayudas comunitarias. Bruselas exige la presentación de un plan alternativo riguroso desde el punto de vista técnico. Esperemos que Narbona tenga más capacidad y peso que Elena Espinosa en el proceso de negociación.
El fin del trasvase del Ebro es el paradigma de la política partitocrática e insolidaria del nuevo Gobierno. A Valencia y Murcia "ni agua" porque están gobernadas por el PP. A ERC, la paralización del trasvase como contraprestación al apoyo de investidura. Y sobre el fondo, la filosofía Maragall: "No se trasvasará ni una gota del Ebro". Exactamente, la misma filosofía del primer secretario de los socialistas catalanes, José Montilla, exigiendo un nuevo modelo de financiación autonómica.