Sigo admirando, cada vez más al periodista que dirige La Razón, Francisco Marhuenda. Es un hombre del PP, que fuera colaborador más que próximo de Mariano Rajoy. Marhuenda no oculta su peperismo como otros ocultan su socialismo. Es más, La Razón no sólo secunda el Ejecutivo Rajoy sino que le marca el camino (a veces, para desgracia de todos, no le hacen caso), mientras que El País solo pretende apuntalar su negocio con su habitual chantaje al Gobierno y a la banca acreedora. Es muy distinto, oiga.
Y todo esto viene a cuenta de la encuesta de La Razón, publicada el pasado domingo 15, sobre la autonomía catalana. Asegura La Razón, con su habitual desparpajo propepero que "el órdago nacionalista apenas alcanza al 40%" de los catalanes. Pues chico, para mí que sobre el 'apenas'. El hecho de que una actitud tan radical como la independencia sea apoyada por un 40% de la población catalana parece un asunto digno de ser tenido en cuenta.
Lo mismo ocurre con eso de que el 38% esté en contra de la independencia. ¿Es suficiente
El bi-referéndum, con chiste popular incluido, también tiene su coña. De entrada, resulta que un 14% de quienes quieren que Cataluña sea un Estado no quieren que sea un Estado independiente. Entonces, ¿qué puñetas quieren ¿La vía del Estado asociado Pero eso sólo es un nombre, ¿verdad
Más coñas: sólo el 12,5% de los votantes del PSC apoyan la secesión pero el partido apoya el derecho a decidir, eso sí, mientras se haga legalmente: ¿El derecho a decir qué cosa
La locura también acecha a los nacionalistas moderados: la tercera parte de sus seguidores quieren permanecer unidos a España. Entonces, ¿para qué ha montado don Artur Mas todo este lío
Los más lógicos parecen ser los secesionistas de ERC y los catalanes que votan al PP, aunque, en este segundo caso, los votantes peperos, optarían por el voto en blanco. Es decir, probablemente el voto más lógico para un referéndum donde no se debaten las distintas opciones sino el referéndum en sí mismo. Pero insisto, lo más lógico es lo de ERC: la primera pregunta les sobra: quieren la independencia de Cataluña y hemos terminado. Claro, que ese espíritu lógico puede ser un reflejo de la definición de demencia según Chesterton: "Loco no es el que ha perdido la razón sino al que sólo le queda la razón". Y no hablamos de Marhuenda. En cualquier caso, los de Junqueras son coherentes con su locura.
Y todo lo anterior demuestra que los nacionalismos no tienen remedio. Pero, sobre todo, demuestra que el problema del separatismo catalán no es legal sino moral. Para ser más exactos el olvido de Cristo, que es la esencia que unía a todos los países de Europa Occidental. Escuchen, más que lean, las siguiente palabras: "pretendéis encontrar en vuestro pueblo y en vosotros mismos buenas acciones, sacrificio por los hermanos, amor, concordia, paz, libertad, hermosura... y mirad, veis que sólo conseguís odios, yerros, falsedades, mentiras, obras del tesón por acabar con su reino (esto es, el Reino de Dios) reino de paz y justicia, de vida y amor, tu Reino, Señor, tu Reino".
Es la mejor definición periodística del problema catalán. El único problema no es una crónica periodística ni ha sido escrita por ningún periodista.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com