Sr. Director:
Efectivamente es muy, pero que muy triste ver la poca altura de miras de nuestro monarca y de sus hijos. Llega la Navidad de unos monarcas que se manifiestan en público como católicos, y... ¡zas! son incapaces de comunicar por qué celebran estas fiestas y por qué felicitan por ellas. Es muy divertido (por decirlo de alguna manera) en estos días cuando recibes una felicitación ("feliz navidad") y si tienes un mínimo de confianza con quien te felicita, preguntarle el porqué de su felicitación. Para quienes somos creyentes, el tema esta claro; festejamos la venida del Hijo de Dios al mundo, y nos alegra sobremanera este Misterio, mientras que para quienes no lo son ... son incapaces de explicar por qué felicitan (salvo que sea para congratularse de que el lunes es día no laborable).
A nuestro monarca y su familia (que se casan por la iglesia; que van a Santiago a celebrar al patríon de España; que bautizan a sus hijos; que incluso tienen capellán propio, etc...) les viene una inexcusable cobardía en estas fiestas y son incapaces de felicitar por los motivos en los que ellos se supone que creen. ¡Ojo!...que si no creen en ello, no pasa nada de nada, ...pero que lo digan.
Ciertamente no son un ejemplo para nuestra querida España y sobre todo para quienes habitamos en ella. Tienen buena imagen. Al menos no provocan escándalos como otras casas reales. Pero se desconoce si trabajan (aunque viajan mucho con cargo a nuestros bolsillos), si madrugan, si ejercen alguna actividad que vaya mas allá que la de estar sentados en sitios públicos y poner sonrisa. No son ejemplo, por tanto de la virtud de la laboriosidad. La Caridad la ejercen pero de un modo excesivamente oficial (mesas de cruz roja y demás eventos) pero desconocemos si de su propio bolsillo ponen algo de dinero o solo pone su cara y su presencia (que indudablemente ayuda a recaudar).
Públicamente no están conformes con su religión por cuanto que el Rey ha firmado varias leyes que atentan directamente contra la doctrina católica (contra la vida del ser humano) sin que se le haya oído decir na de na en contra de tales o al menos, a favor de la vida (y a la Reina, tampoco). Yo no les juzgo ni les condeno, no me corresponde (ya llegará el juicio final), pero como tales actuaciones son públicas y notorias sí puedo expresar mi opinión, y entiendo que ni el bienestar de España ni su estabilidad, ni na de na justifican los miles de españoles asesinados por medio del aborto.
En congruencia con lo expuesto no se entiende que por ser "políticamente correcto" manden felicitaciones tan increíblemente "neutras" que no ofenden a nadie, a ninguna confesión creencia y/o ideología. Y todo ello ¿para qué?...para conservar la corona; bajo y estéril precio le ponen a sus creencias.
Rafael Llorente Martín
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