Las matriculaciones en el mes de septiembre cayeron un 6,5%. Un indicador adelantado de que las cosas no van bien y que se suma al descenso observado en el mes de agosto. No obstante, durante los nueve primeros meses del año, la caída fue de un ligero 0,1% hasta las 203.809 unidades. Eso significa que la crisis de matriculaciones coincide básicamente con las turbulencias en los mercados financieros. Si a eso le añadimos la desaparición del plan Prever y su sustitución por el ‘impuesto verde', el futuro para el automóvil no es nada halagüeño. Doble contra sencillo a que vamos a empezar a consumir ofertas de lo más creativo para tratar de excitar la demanda.
Pero lo grave no está en el automóvil, que también. No en vano es un sector que supone un importante porcentaje de nuestro PIB, empleo e ingresos fiscales. Lo peor es que el descenso de matriculaciones anticipa una caída brusca en varios sectores económicos. Agárrense, que vienen curvas.