Sr. Director:

¿La forma de vida occidental facilita que haya más casos cáncer? Ni Edmond H. Fischer, a sus 84 años y un Premio Nobel de Medicina en su currículum profesional, lo sabe. "No tengo la respuesta a esa pregunta", dice. Pero admite que hay factores como el tabaco y la dieta, que evidentemente son un peligro.

Otros, en cambio, son menos cautos que Fischer y aseguran con rotundidad que fumar tan solo unos cigarrillos al día, entre uno y cuatro pitillos, triplica el riesgo de contraer cáncer de pulmón o enfermedades del corazón frente a los no fumadores. El Instituto Noruego de Salud Pública ha comprobado que en las mujeres el riesgo se multiplica por cinco. Todavía más explícito es el Instituto de Investigación Farmacológica Mario Negri de Milán. Después de analizar la muerte por cáncer de pulmón en 36 países europeos durante las últimas cuatro décadas, indica que mientras la mortalidad en los hombres comenzó a reducirse a finales de los ochenta, en las mujeres aumentó un 23,8 por ciento entre principios de esa década y la de los noventa y un 16,1 por ciento entre los noventa y 2001. Sólo descendió la mortalidad en Gales, Inglaterra, Letonia, Lituana, Rusia y Ucrania, mientras que en España y Francia se registró un incremento continuado, sobre todo entre las más jóvenes. Las tasas seguirán creciendo hasta estabilizarse en unas cifras cercanas a las 15 fallecidas por cada 100.000 habitantes, lo que podría ocurrir entre 2015 y 2020. Demasiadas muertes para un placer que se lo lleva el humo, pero que arraiga mortalmente en los pulmones.

Clemente Ferrer Roselló

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