Estas cosas hay que hacerlas el Día de Nochebuena. Fue ese día cuando, procedentes del BBVA, el responsable del área de Recursos Humanos, Ángel Cano, envió sendas misivas a dos directivos de Sacyr Vallehermoso, ambos ex ejecutivos del banco, en las que les notificaban que debían cesar en sus actuales puestos de trabajo, por conflicto de intereses. Más que nada, lo que pretendía FG es que pasaran una feliz Nochebuena con sus familias. Es una muestra de la personalidad de Francisco González, naturalmente, realizada en defensa de sus accionistas.
Veamos, la prejubilación es uno de los cánceres de la economía contemporánea, en buena parte culpable de la más que previsible quiebra del Estado de Bienestar europeo. La quiebra se producirá gracias a la sociedad 25 por 3: 25 años formándose antes de entrar en el mundo laboral (a veces más), 25 años de trabajo y a los 50 prejubilado, a casa, para no hacer nada. Con la prejubilación (con los ERES, sí), la Seguridad Social pierde experiencia, pero no dinero. Es lo mismo : prejubilar es como quemar bibliotecas. La experiencia acumulada no sirve para nada.
Benedito y San Esteban no se prejubilaron por gusto, sino porque FG les obligó. Cuando se es directivo no puedes oponerte a la sugerencia de la Presidencia. El banco les sigue pagando el sueldo y ellos se comprometen a no trabajar en banca, y a pedir permiso para trabajar en cualquier otra osa. En otras palabras, el prejubilado podrá tener un buen sueldo sin ir a trabajar, pero queda en manos del prejubilador, en este caso, del presidente del BBVA.
Simplemente, Benedito y San Esteban querían seguir trabajando, no querían marcharse a casa a ver crecer la hierba, y decidieron trabajar en la constructora Sacyr. Ahora que Sacyr quiere entrar en el BBVA, FG utiliza la soga y exige la dimisión de los dos prejubilados. Podría hacer lo mismo con cualquiera de los otros 5.000 trabajadores que el banco ha prejubilado durante el último quinquenio. Y naturalmente, no ha sido FG quien ha pagado esas prejubilaciones, sino que lo ha hecho con cargo a reservas, es decir, con cargo al patrimonio de los accionistas.
La prejubilación es una necedad que permite mezquinas venganzas personales. Por cierto, todos los pelotas de FG, o aquellos que les temen, se han preocupado de hacer patente su profundo desprecio a sus ex compañeros, ahora en Sacyr. Por ejemplo, el señorito Ángel Cano. Anda que no sería gracioso que, a la postre, Sacyr se alzara con la victoria en su pugna con FG. Alguien tendría que reconvertir su peloteo de forma acelerada. Y claro, eso siempre es muy desagradable.
Por cierto, el Tribunal Supremo no está dispuesto a aceptar esta forma de esclavitud que es la prejubilación, por lo que ya ha recordado en al menos dos sentencias (la última de 25 de junio de 2001) que la prejubilación no puede acogerse a la figura jurídica de la suspensión de contrato, dado que la relación laboral se ha roto y no está prevista su reanudación. Y así es, en los contratos de prejubilación de directivos siempre queda claro que ni el banco podrá solicitar su reingreso... ni tampoco el trabajador.
En definitiva, los presidentes prejubilan para quitarse de en medio a directivos veteranos, capaces de llevarles la contraria, y para precarizar el empleo. A fin de cuentas, los que pagan son los accionistas.
Y esto representa, ciertamente, un peligro para el bien común, pero, al menos, no conviene ejecutarlo con tanta mezquindad.
Eulogio López