Lo de Iberdrola es una mera lucha por el poder, con un Florentino Pérez, presidente de ACS, empeñado en echar a Ignacio Galán de la Presidencia del Grupo. Es decir, no es que Pérez tenga un plan para Iberdrola, un modelo de negocio alternativo. No, simplemente lo que quiere es echar a Galán para ponerse él. Por eso, quiere alcanzar el 20%, y por eso quiere que Caja Madrid compre un 10%, y por eso utiliza sus terminales en Euskadi, vía Cataluña, para que la BBK se vuelva contra Galán... y Bancaja, y Arregui.

Por lo general, los empresarios ocultan sus ambiciones en un nuevo modelo que añadirá valor para el accionista o alguna tontuna semejante. Pero Pérez no. Es más, ni tan siquiera quiere ser presidente de Iberdrola, pues de electricidad sabe bastante poco. De hecho, compró Fenosa para toda la vida y la ha vendido en cuanto ha visto que era la única posibilidad de saciar su sed de venganza. Lo que ofrece a Blesa, Irala y Olivas no es más que seguir como estaban, con los mismos planes de negocio. Entonces, ¿para qué cambiar de presidente?

Y no es que Pérez quiera ocupar su puesto. El único cargo por el que ahora suspira el presidente de ACS es por uno que ya ostentó en su día: el de presidente del Real Madrid.

La segunda parte del estilo Florentino consiste en comprar empresas que han hecho otros con una mínima parte del capital. Y el minoritario a freír espárragos. Lo hizo con Dragados y ahora pretende hacerlo con Iberdrola.

En Fenosa, se me dirá, ha hecho todo lo contrario. Allí, si hubiera ejecutado la subasta, habría sacado más dinero con opas al 100 por 100. Muy cierto, sólo que el Gobierno no le dejó, porque exigía una solución española, es decir que Fenosa se lo quedará Gas Natural. Y a la fuerza ahorcan.

La tercera nota del estilo Florentino es el apalancamiento. Es el anti-Ramón Areces: deuda hasta arriba y jugado siempre en el filo de la navaja. No es cierto que los empresarios que juegan con deuda acaben mal: los que acaban mal suelen ser los que les acompañan: accionistas, empresarios y clientes.

Eulogio López