La ciudad iraquí se convierte en el centro del mundo. La geopolítica y el petróleo dependen del resultado. De momento, el balance arroja 165 muertos y cerca de 600 heridos
Lo anunciaron el miércoles 11 y lo han protagonizado durante todo la mañana del jueves 12. Las tropas norteamericanas han decidido el "doble o nada" en Nayaf. Se enfrentan a 2.000 rebeldes chíies replegados en torno al mausoleo de Ali, el lugar más sagrado de los chiíes. El clérigo Muqtada al-Sadr ya anunció estar dispuesto a morir en el ataque y pidió a sus seguidores proseguir con la defensa aunque encontrase la muerte. El equilibrio político en la zona, las elecciones norteamericanas y la estabilización del precio del petróleo se juegan hoy en Nayaf.
Los marines norteamericanos controlan ya la "ciudad santa". No han encontrado apenas resistencia alguna. Han tomado las calles y se han apostado en las azoteas de los edificios circundantes. La resistencia se centra tan sólo sobre el mausoleo del imán Ali, un lugar donde las tropas norteamericanas no pueden entrar para no ser tachadas de profanación. Serán los 2.000 policías iraquíes los que finalmente entren en el mausoleo y conquisten el epicentro con apoyo de los marines.
Por su parte, el Gobierno provisional iraquí ha enviado al consejero de Seguridad para tratar de negociare con Al-Sard. Pero el clérigo está perfectamente fanatizado y no acepta negociaciones. Irán mantiene el silencio y observa con orgullo la resistencia del clérigo chií.
Además, las tropas rebeldes han amenazado con volar los oleoductos en el sur de Iraq, si las tropas norteamericanas consumaban los ataques a Nayaf. Aunque la ciudad santa no es el único foco de pólvora. Los chíies se han levantado también en Badgag, Basora y Kut. El saldo provisional es de 165 muertos y cerca de 600 heridos.
Nayaf se ha convertido en el centro del mundo. Ahí se juega George Bush su prestigio internacional. Algo muy relevante, si tenemos en cuenta que el noviembre se juega el todo por el todo y que Iraq sigue siendo su asignatura pendiente. En Nayaf también descansa hoy la posibilidad de pacificar y estabilizar el país. Controlar la "ciudad santa" es un importante paso adelante para estabilizar el país y poder convocar elecciones generales, presentando un escenario diferente al actual ante la opinión pública norteamericana, que, de momento, consume cadáveres repatriados y juicio a la teniente England, la que ataba a los presos con cuerda de animales.
Si el órdago de los marines sale bien, Iraq podría volver a sacar al mercado su producción y estabilizar los precios. Por el contrario, si los rebeldes se enrocan en Nayaf y comienzan a volar oleoductos iraquíes, consolidarán la escalada alcista por mucho que Arabia Saudí anuncie un incremento en su producción. El pulso está lanzado por un islamismo radical, que pretende ahogar el bienestar económico occidental por la vía de los costes energéticos. Batalla a vida o muerte.