Uno comprende que en tiempos de pensamiento débil el tópico se convierte en el rey, pero desearía que las mentes más capaces no se dejaran contagiar por la marea. Por ejemplo, el encuentro lingüístico de Rosario (Argentina), tan pródigo en personalidades, ha sido resumido de esta guisa por Jorge Urrutia, secretario general del acto : Hemos trabajado por conseguir la unidad en la diversidad. Propongo ahora trabajar en los próximos años para asegurar la diversidad en la unidad.

La diversidad es un tópico, y como todos los tópicos puede ser positivo o negativo. Ahora bien, Urrutia se estaba refiriendo a la lengua castellana, y para una lengua la unidad no es una cualidad, es la única cualidad, porque su meta es la comunicación, por lo que, lo importante es que, hablen lo que hablen, los que se expresen se entiendan. Una lengua diversa es como una meta diversa, es decir, dispersa.

¿Sería posible que, al menos los académicos, evitaran el lodazal de lugares comunes del lenguaje político, donde tan a gusto retozan los políticos?

Eulogio López