- Que cada español, sobre todo los parados, se busque su propia máquina de facturar, que cree su propia empresa.
- Ventajas fiscales, financieras, laborales y burocráticas, pero todas ellas menudas, en el mejor estilo de la casa.
- Eso sí, los autónomos ponen en solfa la financiación del ICO. Son 22.000 millones de euros pero la profusión de intermediarios y de bancos privados colaboradores alargan la concesión y disparan el coste.
- La reducción de cuotas sociales sigue siendo escasa.
- Eso sí, no se pagará el IVA al Estado hasta no cobrar la factura. Pero, ojo, no entrará en vigor hasta el 1 de enero de 2014.
- La Ventanilla Única suena a pitorréo. Lo que hay que reducir no son las ventanillas sino los trámites. Veremos.
Con Mariano Rajoy en Hispanoamérica, el Consejo de Ministros del viernes 24 fue monográfico: se aprobó, con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría (en la imagen) al frente, el Anteproyecto de Ley de Emprendedores. En su discurso de investidura Rajoy asegura que sería una de las primeras normas en aprobarse. Ha tardado año y medio y las medidas centrales entrarán en vigor el 1 de enero de 2014, aunque no todas, porque la ley es 'integral' como asegura Santamaría, aunque más bien habría que calificarla como ley ómnibus, en el sentido de que recoge medidas ya puestas en marcha para dar la apariencia de una ley de leyes para la creación de empresas.
En pocas palabras, el Gobierno Rajoy ha adoptado el 'cuentapropismo', aquel concepto inventado por los argentinos para dignificar que, ante la imposibilidad de crear trabajo, hay que olvidarse de ser proletarios para convertirnos en propietarios. En pequeños propietarios, que el adjetivo resulta fundamental. Que cada cual se monte su propia máquina de facturar.
Y en efecto, para un partido como el PP, esta ley debía haberse aprobado en el primer Consejo de Ministros de la legislatura. Se ha hecho ahora y Sáenz de Santamaría recuerda el terreno sobre el que opera la nueva pre-norma: el 87% de las empresas españolas tiene menos de nueve trabajadores, que emplean al 75% de la población laboral del país. En España residen 3 millones de trabajadores autónomos y un 13% de ellos tienen asalariados a cargo. ¡Ah!, y desde el 1 de marzo se han dado de alta 30.000 nuevos autónomos.
El proyecto de Ley de Emprendedores reduce las cuotas sociales, aunque de forma mínima, recuerda -que no establece- la ya aprobada línea de crédito ICO para la creación de empresas, reduce el impuesto de sociedades al 15% y el IRPF en un 20% de los rendimientos netos. Pero no lancen cohetes, todo ello de forma mínima y según para quién y cómo. Lo cierto es que los impuestos laborales -sobre todo las cuotas sociales, la principal barrera para crear empleo en España- siguen resultando muy elevadas para el emprendedor y el cuentapropista. Y son ayudas temporales, antes de que el emprendedor consolide su máquina de facturar.
Otra propuesta de la ley, igualmente buena e igualmente mínima: se crea la figura del Emprendedor de responsabilidad limitada. No pagarán sus deudas empresariales con sus bienes personales, generalmente su vivienda. La verdad es que, de otra forma, esto ya existe. Además, también se regula la pequeña empresa de creación sucesiva, donde se puede aportar el capital mínimo, los famosos 3.000 euros, por etapas.
La constitución de sociedades: la creación de una empresa en 24 horas, la famosa Ventanilla Única. Esta promesa la hacen todos los gobiernos desde la muerte del… "anterior jefe del Estado". Nunca ha conseguido llevarse a efecto, pero la nueva ley insiste en que se puede crear una empresa en 24 horas. Veremos.
A partir de 1 de enero de 2014, y probablemente esto sea lo mejor, el emprendedor, autónomo o pequeño empresario no tendrá que pagar el IVA hasta haber cobrado la factura. Dos años de retraso, señor Rajoy, pero bienvenido sea.
Y más: el pago por adelantado del impuesto de sociedades no se toca. Se reduce al 15% para emprendedores, sí, pero es que ese porcentaje es lo que pagan habitualmente -de media- los grandes bancos y empresas: tienen buenos fiscalistas en nómina que sacan desgravaciones de debajo de las piedras.
Lo más polémica de las medidas recogidas en el anteproyecto de ley, aunque ya puesta en marcha, es la línea de crédito de 22.000 millones de euros para emprendedores a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO). El problema es que el ICO recurre siempre a una serie de intermediarios, como consultores y bancos privados, para vehicular esos créditos blandos, que acaban endureciéndose por mor de tanto comisionista innecesario y costoso. Además, ralentizan el proceso y los bancos privados siempre acaban otorgando los créditos públicos a no tan pequeñas empresas y no en tan ventajosas condiciones. Y con dinero público, Lionel.
En definitiva, una ley buena, pro su contenido y porque camina en la buena dirección, pero corta, como casi toda la normativa económica del Gobierno pepero (y la no económica: piensen en la reforma de la ley de aborto). El mismo Ejecutivo que, en tantas ocasiones, me recuerda el consejo de la madre del piloto: "Tú, ante todo, hijo mío, vuela bajo y despacio".
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com