Ahora sabemos que el mandamás de Liberty es un anacoreta que desprecia la propiedad porque no provoca la felicidad. Janli necesita los 600 millones de Liberty para tranquilizar a los bancos sin que la operación se convierta en un aparcamiento
Nunca desprecien una oportunidad de sonreír, incluso de soltar una carcajada de grueso calibre, de la que obligan a sujetarse los ijares. Por ejemplo, con la entrevista, larga entrevista, que Angels Barceló dedicó en Hora 25, cadena SER, a Nicolás Berggruen, el hombre de Liberty la entrevista, larga entrevista, que Angels Barceló dedicó en Hora 25, cadena SER, a Nicolás Berggruen, el hombre de Liberty.
Es decir, entrevista con el representante del fondo que se ha mostrado dispuesto a comprar el 58% de PRISA por 600 millones de euros, condición sine quae non impuesta por la banca acreedora para seguir manteniendo en pie el tinglado PRISA. Ni una sola pregunta sobre la operación por la que el señor Berggruen va a hacerse con el control del 58% de PRISA, desplazando a la familia Polanco hasta la condición de socio minoritario y saliente.
Eso sí, nos hemos enterado de que Berggruen, un fondista de ventaja, desprecia la propiedad privada. No requiere tener nada, porque eso no provoca la felicidad e incluso su colección privada de arte es sólo propiedad temporal, dado que piensa donarla a un museo en cuanto esté criando malvas.
He aquí un filántropo, un hombre que desprecia la propiedad privada, sin duda porque ofende su sensibilidad artística. Una sensibilidad de tal calibre, que la directora de Hora 25 no quiso herir con preguntas prosaicas acerca de una operación que supone el destierro de los Polanco y al entronización de Juan Luis Cebrián como mandamás del cotarro sin poner un euro.
Porque además, como ya adelantara Hispanidad, Liberty, o sea el esteta, poeta y filántropo Nicolas Berggruen, se ha planteado dar marcha atrás en la operación, especialmente tras el derrumbe de la cotización. La Junta tendrá lugar el día 30 del presente mes y Berggruen, a pesar de su odio a la propiedad, ha comunicado a PRISA dos cosas: que por 600 millones de euros quieren más del 58% y que, además, quiere renegociar la cláusulas de salida o recompra, ante de tiempo.
A Cebrián no le hace mucha ilusión porque quedaría demostrado que lo de Liberty no sólo es su operación para destronar a la familia Polanco sino que, además, es un aparcamiento de acciones durante un tiempo, justo el que necesita para seguir mandando.
Y mientras discutimos quién se queda con el santo y la limosna, la deuda crece. A pesar de la confrontación, ligeramente vergonzoso del paso de intereses hasta 2013 de los 1.959 millones de la OPA de Sogecable, Janli adeuda aún otros 3.000 millones de euros. Bueno, él sólo gestiona la deuda. Pero, desde luego, si el esteta, poeta y filántropo, Nicolas Bergguren, se empeña en exigir más participación por el mismo dinero y con pacto de recompra, en resumen, si la Junta de Liberty del día 30 no da el visto bueno a la operación, en PRISA se verán obligados, una vez más, a meterle la mano en el bolsillo a los bancos. Y esto siempre resulta muy desagradable. Si hay que hacerlo, se hace, pero no por gusto.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com