Ojo al dato: para que se porten bien con Zapatero, el Gobierno regala al oligopolio los 450 millones de euros que se llevaba la TV pública.

Pero como no le gusta dispararse un tiro en la pierna, ahora apoya, por mor de su ministro de Industria, Miguel Sebastián, que Telefónica, líder en telefonía fija, le cobre un canon a Google. Y así, a costa de atizar impuestos a diestro y siniestro, la libertad se nos va por el desagüe pero, eso sí, todos van quedando contentos: el oligopolio de editores, las telecos y quien haga falta.

Invéntate un impuesto, Pepe, una tasa, un canon, una regalía, un privilegio -que a fin de cuentas significa ley privada- y arreglar cualquier problema económico. Canon digital, canon televisivo, tasas especiales, impuestos finalistas.

En ocasiones, como en ocurre en las sgaes, el recaudador de esos fondos tampoco es el Estado, sino una organización paraestatal. Como, por ejemplo, la SGAE. El Estado crea la ley, el impuesto, y lo administra un privado, por ejemplo, las entidades de gestión de derechos de la Propiedad Intelectual. A ese sistema -ley pública coercitiva, recaudación privada- siempre se le llamó mafia: un privado que se arroga a la protección de funciones públicas a cambio de un precio, sean de seguridad o de defensa de la Propiedad Intelectual o de cualquier otro loable servicio público.

No conviene subir los impuestos. Es más fácil crear nuevos impuestos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com